jueves, 4 de junio de 2020

Recargando...


Solemos pensar que la lluvia es sinónimo de tristeza o melancolía, cuando es purificación y renovación; cada gota es parte de un todo, así como tú, yo, nosotros somos parte de un todo llamado humanidad.  La lluvia es energía natural en esa dualidad tan necesaria, donde el sol con su infinita luz es parte de la ecuación que damos por hecho, así como el respirar o el ser.

De energía va la vida, la escuchamos en la risa de un niño, en el florecer de una planta, en aquella canción que te hace bailar o en las páginas del libro que te hace reflexionar, eso es energía vista desde el alma; percibirla requiere un esfuerzo diferente, por eso cada día cobra mas sentido la frase que dice “Hay que desaprender, para volver al SER”

En este tramo de la ruta.

Lograda la reparación o sanación del corazón, hay que reanimarlo para que con fuerza y sin miedos, vuelva a latir y lo vuelvas a sentir…   Que rico es sentir su energía y no hablo solo de sus latidos, es cerrar los ojos y percibir como irradia luz; la experiencia que conocemos como ansiedad se transforma en energía vibrante, yo la experimente estando en cama un día al despertar y reconocerme consciente de mi ser.

Los minutos pasaron y me hice uno con mi presente; este es un regalo que cada uno puede recibir en cualquier momento, solo es cuestión de atreverse a soltar y confiar, soltar y confiar.

Por eso estas aquí, presente en el hoy con ganas de dejar las maletas que sean necesarias, en lo que he llamado el taller del Ser.   No necesitas cargar con tu pasado, ese ya sabes que no lo podrás cambiar, así como tampoco necesitas llenarte de ansias por lo que vendrá mañana; ACÉPTALO solo tienes el hoy, por eso te invito a recargar tu batería.

No hay mejor receta que la tuya.

Cada uno tiene en su ADN un código personal, no le pertenece a tu pareja, a tus hijos si los tienes o a tus padres, la alquimia con la que te hicieron vino cargada con su propia fuente de luz y hoy descubriremos juntos, como llegar a esa luz que sin darte cuenta ha ido disminuyendo su intensidad.

Primero respóndete estas preguntas…  ¿Si estuvieras en medio de la oscuridad, que tanta luz irradiaras? ¿Es luz tenue? ¿Luz brillante? O ¿Tienes una luz opaca?

Para buscar la respuesta no tienes que hacer una encuesta en Facebook o preguntarle a tu mejor amiga, debes soltar el ego y responderte a ti con honestidad y transparencia, para así descubrir y aceptar que no somos perfectos, yo tampoco lo he sido, pero justo por eso la vida nos da la oportunidad de mejorar, de reconectarnos con ese cable a tierra para volver a recargar la batería.

CONECTANDO…

Conforme ganamos años y vivimos nuevas experiencias, empezamos a generar pequeñas conexiones, hilos que “ocultamos” y permanecen atados al corazón por años; la suma de esos hilos mantiene vivo el dolor de eso que te hicieron, es así como tu corazón se empieza a descargar, volviéndote un ser opaco, sin brillo o con apenas una flamita titilante.   Esta es la manera más gráfica que encontré para que puedas ilustrar la importancia de cortar y eliminar cada uno de esos hilos de dolor que te limitan.

Ahora busca un lugar donde te sientas en paz y nada te interrumpa. Haz lo siguiente.

Cerra tus ojos y en tu mente harás un viaje a tu concepción, ese día donde tu padre y tu madre te concibieron; a que no fuiste parte de un plan, pues ya estás aquí…  Ese es un buen inicio, ya que debes perdonar a tus padres, aun cuando consideres no fueron los mejores; agradece que estés en este mundo y no seas solo un nombre en la lista de defunciones de un hospital.

Vez, de salida ya estas ganando.

Sana y corta ese primer hilo que tanto dolor te ha causado, pero desde el amor y el perdón, ve recordando con calma cada acontecimiento de esa primera infancia, tal vez un mal golpe o recuerdo negativo y córtalo de raíz, siempre sanando desde el amor aquello que te hicieron.   Aquí debes aceptar que ningún progenitor hace algo con premeditación, todo es desde la inconsciencia y el desconocimiento, por lo que has de perdonar y corta cada hilo.

Y así ve avanzando en tu propio pasado, cortando cada una de esas conexiones que te han descargado el corazón a lo largo de la vida, poco a poco te sentirás más liviano, puede que llores, así que fluye con lo que sientas, no represes sentimientos o emociones, solo se como aquella hoja que el río lleva placida por el caudal.      Ahora, ve y reconcíliate con tu SER.

Al volver...

En mi proceso admito que me caí de la cama, por lo que di las gracias y lloré, recordé cosas de mi infancia que estaban latentes ahí y que he liberado, para así aceptar que fueron parte de lo que soy hoy, viviendo cada vez más consciente en mi presente, ya que vivir en el hoy, es y será el objetivo de cada día para así seguir sanando ese pasado.   Gracia, mil gracias.

Respira, respira, respira…  Lleva ese aire necesario a tu centro y poco a poco sentirás como desde tu SER empezaras a sentir esa energía diferente, la cual recargará tu batería.

Recuerda cada proceso es diferente, así como las gotas de lluvia, pero puedes conectarte con esa experiencia en cada ocasión que sientas que hay algo que te resta energía, busca y corta aquel hilo que te roba luz, tu ser y sigue creciendo.       Nos vemos en la próxima.

 

Abdiel Barranco C.

PD. Gracias, mil gracias.


2 comentarios:

  1. Es profundo lo qué escribes y la enseñanza que quieres llevar de tus experiencias... pero realmente sana el alma.
    Pocos son valientes.

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  2. Eso es lo importante Alice, si resuena en ti, es por que en algo te conecto a ,is experiencias, ya que en el fondo, todos somos uno.

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