martes, 23 de junio de 2020

Paz interior


Pilares de vida – III

En ocasiones me pregunto cómo los humanos podemos llegar a ser tan complejos, difíciles de tratar y hasta desconectados de las cosas más esenciales.  Luego recuerdo que en la riqueza de nuestras diferencias es donde radica la vida... y se me pasa.    Por esto un día se me ocurrió un dicho que en ocasiones repito “La vida es tan sencilla, como cada uno se la quiera hacer”.

Esto, más que acarrearme problemas, me llevó a tener que dar explicaciones, pero hoy entiendo que mi PAZ interior no se negocia, por esto ya no es necesario tener que explicar lo que siento, pienso y creo, siendo inmensamente feliz.


Un paso a la vez.

Desde siempre mis amistades o parejas me han dicho que soy un tipo raro o un hombre diferente. Lo cierto es que lo raro sería ser igual a los demás, por esto es que siempre he disfrutado de cada cosa que hago, sin culpas o preocupaciones.   Obvio, a los 17 años no sentipensaba como pienso o actúo ahora a mis 46 primaveras, teniendo muy claro lo que quiero, necesito o atraigo a mi vida.

Tuve la fortuna de ser criado en un hogar donde aprendí a crear mis propias soluciones para entretenerme y divertirme, donde no hubo carencias emocionales o afectivas, en el que me dejaron SER desde pequeño, explorando, buscando respuestas, inventando cuanta vaina me venía a la cabeza, lo cual me daba felicidad.   También lecciones como aquella que me dio mi madre un día que me dijo “Tú no terminas una cosa, cuando arrancas con otra”.

Ese era yo, por lo que aprendí a enfocarme en una sola cosa, esto en el mundo de los negocios no siempre es útil, pero así avancé hasta cuando empecé a tener entradas económicas interesantes y conocí de lujos, viajes y placeres, llegando a comprar el carro de mis sueños.


No es el vehículo, eres tú.  

Buscaba en la sección de clasificados la descripción de una Land Crusier, ese deseado carro de mi infancia y encontré una Lexus LX 470 que estaba dentro del presupuesto que tenía, marqué el número y por miedo cerré la llamada.  En mis adentros sabía que ese era el carro que quería y ¡ring! suena mi celular, contesto y era el dueño de ese hermoso carro color champagne. 

Ese mismo día en la tarde era dueño de esa nave más lujosa que féretro de ricachón y dije, ahora sí soy feliz papá…    ¡¡¡Qué perdido estaba!!!   Las semanas y meses pasaron; el carro me llevaba y traía de la misma manera que cualquier otro, pero con él aprendí que la gente te trata según como te vean, lo que me pareció tonto, ya que yo no soy el carro, ni una marca y menos una imagen prestada.


¿Qué es primero? ¿la felicidad o la paz interior?

Esa experiencia me enfrentó a una realidad: no puedes alcanzar la felicidad sin antes tener PAZ interior…   Esta contundente realidad me hizo caer en cuenta que la felicidad es inalcanzable o hasta superflua sin antes tener el alma quieta y llena de ese gozo que no dan las cosas materiales, sino las emociones verdaderas y el sentir del alma plena.

En un año vendí sin dolor o remordimiento el Monstruo, como cariñosamente le apodé.  Al principio, extrañé sus asientos de cuero o el poder meterlo por cualquier terreno.  Luego compre un sedán y me sentí tranquilo, en paz, no porque consumiera ¼ del combustible que el monstruo tragaba, sino por la certeza de llegar a cualquier lugar y que me trataran como una persona normal, siendo quien yo era, no quien ellos creían que yo era.  

Así me pasó con un reloj de lujo y unos zapatos costosos. Nada de eso me llenaba. Entre en un proceso de desconexión de lo material, abracé el minimalismo como forma de vida, descubriendo que entre menos cosas tengo, más feliz soy y más paz me rodea y, ojo, no es que busque ser monje tibetano o flote por las esquinas, es reconocer y dar valor a las cosas que realmente quiero, es sentirme vivo con las cosas más sencillas de la vida.

Así fue como descubrí la importancia que tienen los abrazos para mí, el decir lo que siento, cuando y como lo siento, el gozo de preparar y tomarme una taza de café, de ver un colibrí en mi balcón, de disfrutar lo que no tengo, justo por no tenerlo, de tener mis sueños y principios vivos, de acercarme a mis seres queridos con palabras, abrazos o hasta una esporádica llamada para escucharlos y sentirlos.


No necesitas hacerlo complejo.

Sí, nos enseñaron a buscar la paz en Dios, luego entendimos que el TENER es parte de la ecuación, para finalmente entender que sin PAZ no hay Dios o cosas materiales que te guíen a la felicidad, por eso en esta trilogía donde he expuesto mis pilares de vida, develando experiencias que me han enseñado, espero haber dejado sembrada una semilla que quiero germine en ti.   Seguro estoy que no será una réplica genética, ya que todos somos diferentes, pero en la certeza que descubrirás en tu camino eso que te sostenga, te llene de ilusión y te haga mantener la paz sin importar lo que pase en tu entorno, con eso yo seré feliz.

En mi sentir reflexivo, te doy las gracias por estar ahí, por ser parte de esta historia, de esa música que la vida pone sólo para las almas en paz que saben escuchar.

 

Abdiel Barranco C.

PD. Un abrazo de luz.


jueves, 18 de junio de 2020

Apoyo a los demás


Pilares de vida – II

El vals se baila entre dos, es la fusión del arte, los sentimientos y las emociones, todo junto en un solo momento. Por lo general hemos visto presentaciones en la televisión y con suerte en teatros o plazas. Son sus movimientos sincronizados al ritmo de la música, risas y encanto, es el gozo de hacer con el cuerpo lo que el alma quiere.

Por ahí viene la experiencia de esta lectura, de hacer con el cuerpo aquello que el alma quiere. Si leíste el artículo anterior, sabrás que estamos hablando de los pilares de la vida, los míos, los tuyos, los de aquellos que aún no lo saben, por lo que hoy escarbaremos en esa misión que vinimos a hacer en este plano terrenal y que es interesante de encontrar.

Un amigo mexicano un día me dijo “Yo nunca le he pagado a una mujer por sexo”, y prosiguió “Un hombre que paga por sexo, no tiene los pantalones para conquistar a una mujer”. Desde aquel día, reconfirmé que el camino fácil no era lo mío, por lo que he buscado el conocimiento por muchos años para descubrir la esencia de mi verdadera misión, la cual es ayudar a los demás, y sí, esto implica entender que ayudar no es dar el diezmo, donar en la Teletón o enviar comida seca en situaciones de crisis.

De damita a MUJER.

Sentado con unos primos en un restaurante, Edoardo, el más nocturno de mis primos, me dijo “Ves a esa chica de aquella mesa”.  Yo un tanto despistado, la observé y ella me soltó una sonrisa pícara, en eso Edoardo me dice “Esa es prepago”, a lo cual le respondí “Qué te pasa... esa chica debe ser una secretaria” y me dice…   “Qué inocente eres primo.

Acortando el cuento, entablé conversación con ella y la invité a cenar.  Era una chica extranjera de buen léxico y parecida a Mariah Carey. Se dedicaba, según sus palabras a ser “damita de compañía”. Al pedirle que me explicara como era eso, me dijo “Tú me ves, yo te sonrío, tú te acercas, te ofrezco sexo rico, tú me pagas, lo hacemos y listo”. Por lo que corroborado el comentario de mi primo, me pidió la dejara en una discoteca conocida y me fui.

Mantuvimos contacto por un tiempo y en varias ocasiones la socorrí económicamente o con un favor aquí o allá, sin yo pedir o darme ella nada a cambio.   Desde ese entonces deje de ponerle etiquetas a su profesión, más que desagrado por saber lo que hacía, mi respeto por ella fue tal que sin saber me enseñó a valorar más a la mujer, no a la imagen que muchos ven de ellas.

Ayudar es más que dar.

Cuando nos damos la oportunidad de ver más allá de las máscaras y sentir, descubrimos a seres con historias increíbles, quienes son grandes maestros que abren su corazón. Tal vez en ese momento nosotros nos convertimos en ALGUIEN, que aparte de extender una mano, damos aliento, esperanza o hasta una sonrisa que alivia las penas, el dolor o la frustración del diario vivir de esa persona en especial.

Es así como mi misión de vida se volvió hermosa.  Es cuando el por qué y el para qué de ayudar a los demás toma sentido.  No es convirtamos en Sor María Teresa de Calcuta o en filántropos dadores de lo monetario, es llegar y cultivar la esencia de la verdadera ayuda, lo cual aplica para amistades, hijos, desconocidos o para aquel Jorge Ramírez en tu camino. 

Sí, Jorge Ramírez, como decía llamarse aquel hombre que vivía en la calle, me dio una lección de humildad que guardo en mi corazón…   Siempre en las tardes le veía caminar desde mi balcón.  Un día me atreví a detenerlo y le dije “Tengo una ropa que seguro te quedará” y al verla, la tomó con sus manos y me dice “Esta ropa no tiene energía”. Me dio las gracias, se volteó y al empezar su camino, se detuvo y dando la vuelta me dice “Me puedes comprar un café en la esquina”.

Yo ni lento ni perezoso empecé a caminar a su lado hasta llegar a la esquina, me detuvo y sacó dinero de su bolsillo, por lo que le dije que yo le invitaba el café, y me dio las gracias. Entré al restaurante y compré un café con un emparedado para mi nuevo amigo.    Salí y nos sentamos en la acera a conversar.   Él, en sus quimeras, me contó que dormía en una alcantarilla con otras personas.  Empecé a escuchar palabras y teorías que eran de una persona sabia que, al menos, había leído mucho.

En ese momento pensé, yo que he ido a la universidad no articulo escenas como esas.  Sin darme cuenta, estaba conversando con un Ser de luz.   Hoy, muchos años después de ese encuentro, reconozco en Jorge Ramírez un Ser que, en su mundo perfecto aprendió a vivir en el hoy con sus momentos psicodélicos, resultado del uso de drogas duras que en la calle le tenían.   Seguro tuvo un hogar, una familia, hermanos y en ese momento yo fui ese ALGUIEN para él.  

No soy un Guru, ni pretendo serlo.

Estos dos casos, de muchos otros que he vivido con niños, jóvenes y adultos a lo largo de los años, describen mi propósito de vida: Ese que se convierte en energía pura, la cual me permite estar aquí contigo, compartiendo mis letras, mi sentir, mi historia y siendo solo un humano; si en algo te he ayudado te doy las gracias, sí a ti te doy las gracias por ayudarme a mí a ser hoy, mejor que ayer.

 

Abdiel Barranco C.

PD. Ayudar es un peldaño mas a la Paz Interior.


martes, 16 de junio de 2020

AMOR PROPIO


Pilares de vida - I

Conforme pasan los años vamos esculpiendo al SER que vive dentro de cada uno, la dureza o belleza del material con el que estamos hechos es única, por lo que exponer lo mejor de su interior depende solo de nosotros; las herramientas que tallan cada forma de nuestro corazón en muchas ocasiones pueden parecer rusticas, dolorosas o en ocasiones hasta blandas, pero todas son necesarias para perfilar con calma o intensidad lo que somos.

Cuando se toma la decisión consciente de avanzar en el camino al SER mejores personas, surge la esperanza desde dentro, los miedos se dejan atrás, la certeza, intuición y la plenitud nos inundan, no como un halo místico que nos lleva a levitar, mas bien es la sensación constante que todo está bien; cambiamos los problemas por situaciones, el apego por el amor propio, la música estridente y sin fundamento por sonidos que llegan al alma.

Todo esto tiene un sustento o soporte que varia y lo hacemos evidente en todo lo que decimos o ponemos hasta en nuestros perfiles en redes sociales “Mis hijos lo son todo” “Amo a Dios” “Josesito, sin ti mi vida no sería igual” “Detesto las mentiras” eso es lo que somos y lo gritamos al mundo sin darnos cuenta que sin ese “sustento” donde quedamos nosotros; los hijos se van, las parejas cambian, atraemos las mentiras y en ocasiones creemos que Dios nos falla.

 

¿En que se sustenta nuestra existencia?

Así como los edificios, nosotros también tenemos pilares o columnas que nos permiten crecer; es lo que nos sostienen en momentos difíciles y nos elevan cuando aprendemos; estos no son físicos y no se ven, pero se sienten; los podemos fortalecer y lo mejor es que los podemos cambiar cuando nos damos cuenta que ese pequeño tablón que nos sustenta ya cumplió su misión.    ¿Llego el tiempo de cambiar tus pilares?

No te daré el consejo que no me has pedido, por eso te compartiré los tres pilares que hoy son mi base para seguir creciendo; puede que mañana los ajuste, mas no creo que los cambie, ya que en ellos reposa mi SER.   Los puedes usar solo como referencia o guía, pero debes buscar dentro de ti para encontrar aquellos que respondan a tu sentir sin generarte dolor o incomodidad.

 

AMOR propio, APOYO a los demás y PAZ interior.

En el proceso de crecer descubrimos que somos únicos e irrepetibles; se llega a esta verdad luego de perdonar todo lo que nos dijeron desde chicos:  Se valiente, no llores, estudia, ten hijos, lucha y se alguien en la vida…   Pero nunca nos enseñaron a AMARNOS a nosotros mismo, conocernos mejor que nadie y vivir desde dentro; este cambio de mentalidad es la puerta de entrada al mundo del SER, donde no hay criticas que te afecten, el silencio y la escucha activa son tu mejor respuesta o cuando al hablar o pensar reconoces la voz de tu ego y aprendes a callarlo.

Así florece el amor propio, el cual se cultiva desde que despertamos con un GRACIAS al disfrutar del día, aunque este lloviendo.   Por esto te propongo algunos ejemplos que de seguro serán de utilidad para que seas el agricultor de tu propio ser y veas florecer tu jardín interno del amor.

Calistenia mental del Amor Propio

La palabra calistenia proviene del griego kalos (belleza) y sthenos (fortaleza). 

Cree en ti: Alguna vez te han explicado que significa creer: Considerar una cosa como posible o probable, sin llegar a tener una certeza absoluta de ello” pues hay que desarrollar la certeza que existimos y que somos SERES únicos, es fundamental en todo esto y aun cuando hayas escuchado “quien te va a amar si tu no te amas” lo cual es común, hay que profundizar mas en esto, dado que todos vinimos a este mundo para cumplir una misión, misma que a lo largo del camino nos la ocultan (Tema que tocare en otro artículo), pero ahí está, solo debes creer en ti para descubrirla.

Escucha con atención: En la escuela nos enseñan a escuchar, en casa los regaños o consejos de mamá son parte de esa enseñanza, pero cuando pasa el tiempo la conciencia nos permite ESCUCHAR el mensaje que entre líneas nos querían decir y justo ahí está otra clave; hay que SER mas conscientes de vivir el hoy, escuchando y leyendo desde el sentir, no desde el ego los mensajes que nos dice el corazón.     Que siente tu corazón cuando pasa algo, no tu mente, tu corazón.

Meditar no es una moda: Hay distintas maneras de meditar y aclaro, una cosa es hacer yoga y otra es meditar…   No necesitas tomar un curso, ya que meditar es llegar a ESTAR con uno mismo, adentrarse con calma a nuestro propio Ser, es estar en silencio, el silencio de la mente, ese que nos permite regresar a ese momento espacio tiempo donde algo nos paso y soltar ese nudo que atado al corazón sigue causando dolor.

Perdonar y soltar: Ya hemos hablado de esto, pero cuando perdonas desde el amor, aligeras la carga emocional que te enferma, impide avanzar y te lleva a ponerte una mascara tras otra, para así tapar lo que realmente sientes y te impide amarte, amar tu ser, tu cuerpo, tu mente, tu alma.

 

TODO A SU TIEMPO

Cada proceso es diferente, lo vivirás a tu tiempo y a tu manera, recuerda que esto es solo una propuesta, por lo que te recomiendo tomar uno de estos puntos a la vez; explorarlo y divertirte sin juicios para entenderlo, interiorizarlo y aceptarlo; no es obligatorio o una lección para hacer un examen, es solo un acto de amor para ti, ve sin prisa y con calma por tu camino, disfruta cada descubrimiento, sorprendente y si te dan ganas de llorar, pues llora que carajo; es tu vida, son tus emociones, eres tú.

Te doy la bienvenida a tu amor propio.

Abdiel Barranco C.

PD. Tocaremos cada pilar por separado.


jueves, 11 de junio de 2020

Mirando el sol y la luna.

En ocasiones vienen a la mente frases o te dan consejos que en la mayoría de las ocasiones desatendemos o simplemente no los entendemos.  Esas son las señales de tránsito en la autopista de la vida, semáforos en amarillo que nos ADVIERTEN o consejos que nos dicen por nuestro bien.   Así andamos por la vida haciendo caso omiso al instinto, a nuestro propio ser y luego nos arrepentimos de las cagadas que nos pasan o que LA VIDA nos pone.     OJO: La vida no es culpable de nada.

Por esto, cada gran avance que hagamos para mejorar desde nuestro interior es una milla ganada para superar montañas escarpadas o valles oscuros. Lo importante es seguir avanzando luego de sanar todas aquellas heridas del pasado que atrás debemos dejar…  Una vez superadas aprendes a conducir mejor, evitando caer en el mismo hueco dos veces.

PERO SOMOS TERCOS. 

Cuando solo hemos cambiado el color de nuestro vehículo, de carril o inclusive, tomado el tiempo necesario para recargar la batería, damos la oportunidad a una nueva pareja de convertirse en un gran maestro, cuando entendemos desde el amor que vienen a nosotros para enseñarnos una nueva lección en este camino del crecer, no para herirnos.    Sí, las parejas enseñan desde la belleza de una sonrisa, hasta el vacío cuando se pierde la admiración.

Justo por lo que generamos desde nuestro interior todo ese dolor y frustración por no entender aquel “Te amo” que se transformó en olvido, desinterés y frialdad.    Y así arrancamos otra relación sin sanar, ocultando otro hilo atado al corazón, tapando sentimientos, mintiéndonos a nosotros mismos, o como hacen en los talleres de pintura automotriz, poniendo plastobón para cubrir el golpe y que por fuera todo se vea bonito, como si nada hubiera pasado.

Así, desde nuestras propias carencias, atraemos a seres que igualmente no han cortado sus hilos; esta es la manera como se junta un roto con un descocido, repitiendo la misma historia una vez más.

 

HASTA QUE LLEGA UN GRAN MAESTRO.

Ni la muerte es más grande que el amor, por eso cuando se logra entender que AMAR no tiene nada que ver con otra persona, sino con uno mismo, es cuando toda esa masa que tapó las viejas heridas se empieza a caer.  Los hilos atados al corazón se rompen y los recuerdos dejan de doler.  Ahí es cuando atraes la luz a tu vida, empiezas a brillar por ti mismo/a y vuelves a creer en ti; en ese momento, sí, en ese momento estás listo/a para iniciar otra lección.

Llámale destino, suerte o DIOSIDAD, pero cuando dos almas libres se cruzan hay atracción, interés, reciprocidad, etc. la paciencia puede más que las hormonas, la amistad predomina, las calenturas se aquietan y empiezas a sentir más que a pensar.    Sientes que estás viviendo el momento más increíble de tu vida y en ese momento aparece una señal “No lo entregues todo”.  

Vez la primera luz amarilla y dices “Ya superé a mi ex, desde hace un año lo nuestro estaba muerto”. Ese es el primer mensaje del ego, el cual te enfoca en un futuro maravilloso con esta nueva persona, que obviamente te hace sentir bien, te entiende, sientes su apoyo y cómo cada una de sus palabras es un bálsamo que sana las viejas heridas. Sientes que hasta compartir una galleta es lo más maravilloso y... sí, vuelves a creer en el amor.

Es inevitable no enamorarse; ¡carajo! sí que es rico sentirse pleno, verse al espejo en los ojos del otro, sentir la paz en cada una de sus acciones y palabras, es flotar en un remanso tranquilo donde pierdes miedos y poco a poco se vuelve a florecer y luego de semanas o meses llega ese encuentro maravilloso, donde hasta el clima conspira para que todo sea perfecto.   No es sexo, en hacer el amor: no hay desgaste, más bien, un recargar de la más plena energía, donde sientes con el corazón, no con la piel. No hay pena por nada, no nos juzgan, ni juzgamos al otro. Es la aceptación del SER que está enfrente. Somos nosotros encarnados en otra alma.

Así surgen planes, se sueña despierto, se comparten secretos íntimos, deseos ocultos, sueltas mitos, derribas creencias y empiezas a ver tu mundo de otra manera. Reconoces en esa persona un ser maravilloso que te vino a enseñar, a compartir y a crecer junto a ti; te entregas y saltas desde la cima del Ángel, con una mano en el corazón y la otra aferrada a ese ser que su propio plan de vuelo tiene y tu no estás en su radar.  Vuelves y verificas tu mapa dándote cuenta que el plan, es que no hay plan para ti.

En esa caída libre te sueltas del todo, estás por la libre y tomando un gran respiro, dices adiós, miras sus ojos por última vez y de corazón agradeces cada momento que desde el amor vivieron. No hay lágrimas, dolor, miedo, ausencia. Más bien hay plenitud, el más transparente aprecio por cada enseñanza.  En ese momento miras al horizonte donde el naranja del sol se mezcla prístino con el dorado de la luna, que con su encanto te mira, dándote la bienvenida a una noche diferente.

Cada final es único, pero cuando estás listo para quitar una capa más de la cebolla, logras entender el Amor, el Desapego y superas la cuarentena, captando la energía de la vida, aceptando que debes ver fuera de la caja, luego de chapistear el corazón para así recargarlo y finalmente perdonar, limpiar y sanar. Es porque estás listo para mirar el sol y la luna dentro de ti, sin sentir miedo de todo lo que la vida tendrá para ti.

 

RESPIRA, RESPIRA, RESPIRA…

La vida, esta maravillosa vida es para los valientes, aquellos que nos atrevemos a cuestionar desde Dios hasta todo lo que esté bajo su maravillosa luz sin miedos, atreviéndonos a SER, crecer y hacer, entendiendo que el camino a la felicidad es una espiral hacia nuestro propio interior y cultivando la trilogía perfecta entre la paz, el amor propio y el ayudar a los demás. Ese es el camino por recorrer cuando tomas la decisión de crecer desde el SER.  

Así de maravilloso es vivir en el amor propio.

¿Me acompañas?

 

Abdiel Barranco C.


martes, 9 de junio de 2020

Perdona, limpia y sana.

Hace un tiempo una amiga me dijo “no es fácil perdonar”.  Su comentario me hizo recordar una aleccionadora historia de una mujer y el asesino de su esposo. La escena fue grabada en Ruanda con Morgan Freeman de interlocutor y éste preguntó “¿Cómo puede estar sentada al lado del asesino de su esposo?” y ella respondió “Simplemente entendí que tenía que perdonarlo”.  

En ocasiones sentimos que una mentira, engaño o falsa promesa es suficiente para mantener el odio hacia la persona que en ese momento hizo algo que quedó grabado en nuestro corazón. Por lo que me surgió una pregunta ¿Nos tatuamos el dolor en el corazón o solamente adherimos ese dolor con pegamento?

El tatuaje se impregna en nuestras fibras, por lo que es más complicado de borrar.  Aun cuando creo que con dedicación se puede eliminar, pero si ese momento doloroso está adherido sólo con goma, el camino al perdón el mucho más fácil. 

No son las acciones, es cómo las recordamos.

El dolor es parte importante del crecimiento humano, es inherente a él. Es lo que hace imposible crecer con la misma ropa o zapatos de la infancia, ya que cuando algo te queda CHICO es mejor cambiarlo. Hay que quitarlo para poder seguir creciendo en libertad.   Ya sea en el amor, la amistad, familia o en lo laboral, siempre enfrentaremos situaciones en donde desprendernos de eso que se nos queda chico es necesario, aunque duela.

Por esto, cuando escucho “No es fácil perdonar”, entiendo que la satisfacción que le genera el dolor a esa persona le impide ver no sólo fuera de su caja mental, sino que también limita al corazón a no cambiar, crecer o mejorar.  No le permite volver a brillar y por eso vemos solamente máscaras de “belleza y felicidad” con interiores desgarrados, enfermos y tristes.

Es hora de PERDONAR.

En cada nuevo día volvemos a nacer, es tu decisión iniciarlo con una sonrisa o con ese dolor que no te deja vivir. Te contaré mi historia y sus consecuencias.

Un día desperté a eso de las 5:00 a.m. Las aves ya estaban cantando como siempre y en ese momento algo me dijo “Mantén tus ojos cerrados”.  Respiré profundo con mis manos en el pecho, volví a enfocarme en mí. Sentía que estaba arropado por sábanas blancas y percibí mi entorno completamente luminoso.  Empecé a meditar manteniendo clara mi mente, mis pensamientos.

Me dije a mí mismo: -hoy será un buen día-, y me dejé llevar en el tiempo, siendo cada vez más consciente de cada parte de mi cuerpo. Recordé algo que había escuchado sobre la sanación consciente. Empecé a comunicarme con mi intestino grueso, pude verle por dentro, sin ver nada extraño.  Le pedí perdón e hice las paces con él.

Así fui y vine entre la consciencia y la inconsciencia hasta que me levanté, tomé medio vaso de agua y me dirigí al baño. Como usualmente lo hago; empecé a orinar y sentí las ganas de sentarme, por lo que así fue.  No paso un minuto, cuando de mi empezó a salir líquido y en ese momento entendí que estaba empezando a sanar, agradecí y pedí perdón a mi cuerpo por todo aquello que le hizo daño. Fui honesto y sincero conmigo mismo, siempre con los ojos cerrados y con el cuerpo relajado.

Terminé y aún con los ojos cerrados entré a la ducha.   En todo proceso de sanación, hay que limpiar el alma con agua, dejando fluir todo aquello que mi alma quería que soltara, dejara libre o cerrara ciclos, en eso vino a mí la palabra perdón…   Desde mi madre, padre, hija, hermanos, parejas, maestros, amigos, jefes y compañeros de trabajo, a todos y por separado les pedí perdón… y perdoné.

En ese momento, justo antes de secarme vinieron a mí tres palabras: Perdona, limpia y sana.

Lo increíble de esto fue cuando al pasar la toalla por mis hombros, mi piel se empezó a soltar, una señal más de estar liberándome de lo viejo, de esa piel que se me quedó chica, ya que aun sigo creciendo.

Fluye como el agua.

Si tú tienes algo que sanar, también llegará tu momento, por eso estas aquí, ahora…   Puede que esta sea otra lectura más, pero si en algo te ayudó, si resonó en ti, aunque sea una fracción de lo que leíste, es que estas palabras son para ti.   No soy un gurú, tampoco un psicólogo o doctor en nada. Soy un ser que escribe lo que siente y lo que está viviendo en esta parte de la ruta de mi vida.  Estoy descubriendo y compartiendo aquello que me nace compartir.

Con esto cierro el ciclo del perdón y el corazón, ya es hora de salir del taller del SER y vivir la vida, con todo lo bueno que vendrá.

 

Abdiel Barranco C.

PD. En el camino iremos arreglando el exterior, nuestra carrocería.


jueves, 4 de junio de 2020

Recargando...


Solemos pensar que la lluvia es sinónimo de tristeza o melancolía, cuando es purificación y renovación; cada gota es parte de un todo, así como tú, yo, nosotros somos parte de un todo llamado humanidad.  La lluvia es energía natural en esa dualidad tan necesaria, donde el sol con su infinita luz es parte de la ecuación que damos por hecho, así como el respirar o el ser.

De energía va la vida, la escuchamos en la risa de un niño, en el florecer de una planta, en aquella canción que te hace bailar o en las páginas del libro que te hace reflexionar, eso es energía vista desde el alma; percibirla requiere un esfuerzo diferente, por eso cada día cobra mas sentido la frase que dice “Hay que desaprender, para volver al SER”

En este tramo de la ruta.

Lograda la reparación o sanación del corazón, hay que reanimarlo para que con fuerza y sin miedos, vuelva a latir y lo vuelvas a sentir…   Que rico es sentir su energía y no hablo solo de sus latidos, es cerrar los ojos y percibir como irradia luz; la experiencia que conocemos como ansiedad se transforma en energía vibrante, yo la experimente estando en cama un día al despertar y reconocerme consciente de mi ser.

Los minutos pasaron y me hice uno con mi presente; este es un regalo que cada uno puede recibir en cualquier momento, solo es cuestión de atreverse a soltar y confiar, soltar y confiar.

Por eso estas aquí, presente en el hoy con ganas de dejar las maletas que sean necesarias, en lo que he llamado el taller del Ser.   No necesitas cargar con tu pasado, ese ya sabes que no lo podrás cambiar, así como tampoco necesitas llenarte de ansias por lo que vendrá mañana; ACÉPTALO solo tienes el hoy, por eso te invito a recargar tu batería.

No hay mejor receta que la tuya.

Cada uno tiene en su ADN un código personal, no le pertenece a tu pareja, a tus hijos si los tienes o a tus padres, la alquimia con la que te hicieron vino cargada con su propia fuente de luz y hoy descubriremos juntos, como llegar a esa luz que sin darte cuenta ha ido disminuyendo su intensidad.

Primero respóndete estas preguntas…  ¿Si estuvieras en medio de la oscuridad, que tanta luz irradiaras? ¿Es luz tenue? ¿Luz brillante? O ¿Tienes una luz opaca?

Para buscar la respuesta no tienes que hacer una encuesta en Facebook o preguntarle a tu mejor amiga, debes soltar el ego y responderte a ti con honestidad y transparencia, para así descubrir y aceptar que no somos perfectos, yo tampoco lo he sido, pero justo por eso la vida nos da la oportunidad de mejorar, de reconectarnos con ese cable a tierra para volver a recargar la batería.

CONECTANDO…

Conforme ganamos años y vivimos nuevas experiencias, empezamos a generar pequeñas conexiones, hilos que “ocultamos” y permanecen atados al corazón por años; la suma de esos hilos mantiene vivo el dolor de eso que te hicieron, es así como tu corazón se empieza a descargar, volviéndote un ser opaco, sin brillo o con apenas una flamita titilante.   Esta es la manera más gráfica que encontré para que puedas ilustrar la importancia de cortar y eliminar cada uno de esos hilos de dolor que te limitan.

Ahora busca un lugar donde te sientas en paz y nada te interrumpa. Haz lo siguiente.

Cerra tus ojos y en tu mente harás un viaje a tu concepción, ese día donde tu padre y tu madre te concibieron; a que no fuiste parte de un plan, pues ya estás aquí…  Ese es un buen inicio, ya que debes perdonar a tus padres, aun cuando consideres no fueron los mejores; agradece que estés en este mundo y no seas solo un nombre en la lista de defunciones de un hospital.

Vez, de salida ya estas ganando.

Sana y corta ese primer hilo que tanto dolor te ha causado, pero desde el amor y el perdón, ve recordando con calma cada acontecimiento de esa primera infancia, tal vez un mal golpe o recuerdo negativo y córtalo de raíz, siempre sanando desde el amor aquello que te hicieron.   Aquí debes aceptar que ningún progenitor hace algo con premeditación, todo es desde la inconsciencia y el desconocimiento, por lo que has de perdonar y corta cada hilo.

Y así ve avanzando en tu propio pasado, cortando cada una de esas conexiones que te han descargado el corazón a lo largo de la vida, poco a poco te sentirás más liviano, puede que llores, así que fluye con lo que sientas, no represes sentimientos o emociones, solo se como aquella hoja que el río lleva placida por el caudal.      Ahora, ve y reconcíliate con tu SER.

Al volver...

En mi proceso admito que me caí de la cama, por lo que di las gracias y lloré, recordé cosas de mi infancia que estaban latentes ahí y que he liberado, para así aceptar que fueron parte de lo que soy hoy, viviendo cada vez más consciente en mi presente, ya que vivir en el hoy, es y será el objetivo de cada día para así seguir sanando ese pasado.   Gracia, mil gracias.

Respira, respira, respira…  Lleva ese aire necesario a tu centro y poco a poco sentirás como desde tu SER empezaras a sentir esa energía diferente, la cual recargará tu batería.

Recuerda cada proceso es diferente, así como las gotas de lluvia, pero puedes conectarte con esa experiencia en cada ocasión que sientas que hay algo que te resta energía, busca y corta aquel hilo que te roba luz, tu ser y sigue creciendo.       Nos vemos en la próxima.

 

Abdiel Barranco C.

PD. Gracias, mil gracias.


martes, 2 de junio de 2020

Chapisteando el corazón.


Has llegado en el momento correcto al taller. No ha sido antes, ni después, sino cuando tenías que llegar. Esto lo dejo claro desde el inicio, dado que las casualidades no existen; tu proceso de crecimiento necesita un alto, y bueno, qué mejor momento para llevar tu vehículo al taller, para que una vez reparado puedas seguir recorriendo tu vida, dejando atrás la preocupación por si algo se jode en el camino, ya que de seguro sabes que hay algo flojo, roto o golpeado por ahí.

RELÁJATE que esto va a empezar.    ¿Quieres un cafecito o aquella bebida que más te guste?

En este proceso del CRECER hemos ido ajustando piezas, reparando aquellas que tienen solución o definitivamente reemplazando otras.  Esto es un paso natural, al cual llegamos luego de intentar embonar piezas chimbas, modelos anteriores e inclusive de otros vehículos que, aunque similares, no logran generar la energía que tu vehículo necesita para seguir en ruta.

Al final todos estos cambios afectan al motor: sí, nuestro motor es el corazón, esa hermosa creación fuente infinita de energía, luz y ganas de vivir, que en muchas ocasiones hasta desaparece de nuestro propio sentir, ya que dejamos de ser conscientes de su presencia e importancia, hasta cuando ya es tarde o comienza a fallar.

Como sabes, tu motor se compone de muchas partes, piezas chiquitas y grandes, pero cada una de ellas es importante para que siga manteniendo su energía. Es aquí en donde debemos agradecer conscientemente el trabajo que ha hecho a lo largo de nuestra vida. Dile “Gracias corazón, gracias por tu infinito latir, el cual me permite estar aquí. Lamento todo el daño que te he causado, inclusive por dejar de sentirte, de amarte siendo tú el que más me ama al permitirme cada día seguir viviendo…   Gracias”

RESPIRA y vuelve a leer este agradecimiento, siendo consciente de cada palabra.

Muy bien, es importante que reconozcas que de nada te sirve manejar un Ferrari rojo descapotable, si el motor tiene fugas y desperfectos.  Por eso en este taller del SER, empezamos la revisión por lo más importante, tu corazón…    Sé que esto sonará extraño, pero los cubanos definen chapistear como: Reparar un objeto roto o viejo”, por lo que si tienes el corazón roto...  ¿Cómo podrás acompañar por la ruta a otra persona, si tu motor no está en condiciones para seguir y compartir el camino?

En mi caso, cada ruptura encendía una lucecita más en el tablero de control “Check engine” ¿y qué hacía? Simplemente la tapaba de manera inconsciente, buscando sexo, escapando de esa realidad o enfocándome full en el trabajo.  Así solo echaba más peso en el maletero, creyendo que por fuera y por dentro estaba bien.  Levanté barreras, oculté miedos, dije te amo mil veces; así fui descubriendo la diferencia entre felicidad y paz, llegando al momento consciente de decirme a mí mismo “Ya no quiero esta vida saltando de falda en falda, sin sentir mi corazón”.

Cada proceso es diferente, pero el tiempo de Dios es perfecto, único e irrepetible para cada uno. Por eso, cuando en el camino se enciende una señal de ALTO, hay que detenerse para evitar quemar el motor, el cual pierde energía enfermando el resto del sistema, llenándonos de odios, aumentando nuestros miedos, etc.  Es como si conectáramos el tubo de escape, a una de las ventanas, concentrando todo el humo adentro. Por eso dejamos de ver los sueños, nos intoxicamos con nuestros propios desperdicios y nos apagamos lentamente, arrastrando a otros en nuestro cada vez más lento viaje, alejándonos cada vez más del SER.


COÑOOOO hay que despertar.

Sí, nos fusionamos en la congoja de ese pasado cargado de egos, por lo que te invito a despertar en el HOY.    Ya viste la radiografía de tu motor, reconoce dónde tienes que dar unos golpecitos para enderezar su forma y función. También acepta que hay piezas que cambiar, reconócelo carajo.  Llevas años con esa válvula jodiendo tu marcha y te ha sido imposible retomar tu verdadero ritmo. Supera ese rencor de ese momento doloroso vivido con tu madre o padre, novio, hermano, amigo o jefe...  !!!SUÉLTALO¡¡¡

Llegaste hasta aquí para aceptar tu realidad, pero en este taller no ponemos piezas de segunda y menos chimbas, por lo que debes firmar y aceptar la responsabilidad de tus propias reparaciones, cueste lo que cueste, ya que quien saldrá a la calle con un vehículo repotenciado eres tú.  Libérate ahora de tu pasado y aprende a gestionar tu presente, mantente en el hoy consciente que estás en el camino correcto, tu camino, tu decisión.

Si estás seguro(a) que este es tu momento, abrázalo y hazte dueño(a) de tus emociones. No las controles, sólo se consciente de que están ahí para sentirlas cuando y como las tienes que sentir. Pero no te aferres a ellas, dile al “SR. EGO” que ahora tú tienes el control de tu vida, de tu HOY y verás como poco a poco comienzas a percibir tu mundo de una manera diferente.

MUY BIEN ¿Ya estas listo(a)?

Sólo tú sabes si tu motor está a punto, por lo que ahora saldremos a ver la carrocería, ya que este empaque que los demás ven, es el mismo que vemos todas las mañanas en el espejo y también hay que darle cariño…  

A ver... ¿Sacamos la máquina para pulir o el martillo para reparar las abolladuras?

Nos leemos en la próxima.

Abdiel Barranco C.

PD. Quiero leer tus comentarios.