Escribir es una mezcla exótica entre pensamientos, decir lo “políticamente correcto”, evitar meterse con Dios y tratar de quedar bien con todos los lectores… En resumen, es algo IMPOSIBLE dado que cuando el Director Celestial manda el mensaje o mejor dicho me invita al teclado, las palabras bajan sin filtro, con algo de coherencia y sobre todo mucha pasión.
Es así como a lo largo de los años que tengo escribiendo desde cartitas de amor 💖, pasando por artículos sobre deportes de aventura, política, educación, poemas y teniendo publicaciones en páginas y revistas locales e internacionales, logré desarrollar un estilo orgánico y transparente; es como las canciones de mi banda favorita “Snarky Puppy” volviéndome el cachorro sarcástico de las letras, por lo que al perder el miedo de escribir un coño y tres carajos, empecé a disfrutar mucho más del escribir. ¡¡¡La verdad lo disfruto!!!
Génesis de mis miedos.
Cuando era niño viví en una casa de madera que tenía un patio trasero enorme, era mi campo de juegos; conocía cada objeto o tabla recostada a la pared de mi ventana, pero con las sombras de noche, el viento y mi prolífica imaginación, todo cambiaba haciéndome creer que afuera había brujas que me ATERRORIZABAN.
Ya en los treinta y tantos, haciendo una caminata en solo por las montañas, me agarro la tarde en un pueblo donde no conocía a nadie, así que pedí refugio a un poblador y al final me mandaron a la casa comunal que estaba alado de la iglesia. Ahí me dejaron sólito, en un cuarto donde había una camita, una cruz de palo y una mesita de noche.
Ya tarde y luego de reparar mi mochila me dispuse a dormir en total oscuridad, tal vez pasaron 15 min. cuando comencé a escuchar “cosas” que se movían en el techo de aquel cuartito, joderrrr… Las horas pasaban y el ruido iba y venía con mayor intensidad, hasta escuchaba risas; resé todos los padre nuestro y Ave Marías que tenía pendientes y finalmente me dormí. Al despertar revise todo mi cuerpo y badabammm, no tenía nada. ¡¡¡Estoy vivo Batman!!!
Ya con luz y sin FRULO (Frío intenso en el…) Salí de la habitación y mire hacía el techo, acto seguido me dije “Yo si soy flojo” resultó que a un costado de la estructura había un árbol de guayaba, cuyas ramas acariciaban con la suave brisa el techo, creando la sensación de pasos que iban y venían justo sobre mi habitación.
Mis miedos de hoy
A 20 años de iniciado un nuevo siglo, soy consciente de no tenerle miedo a la muerte, a la oscuridad de la noche o a las brujas de mis propios cuentos, por el contrario, cada día creo más en la evolución emocional y espiritual de los seres, esos que con valentía se atreven a retarse a sí mismos para salir de la caja que fabricaron en nuestras mentes, impidiendo que fuéramos quien realmente quisiéramos ser = Personas FELICES.
Por ende, si hoy sigues rodando por el camino de la vida con miedos en el maletero, te diré que te entiendo; yo también pase por ahí… Y la verdad respeto tu valentía de continuar cargando es pesada carga que incomoda y te enferma, por seguir llevando la máscara que cubre bien los miedos que por irracionales que sean, son tus miedos.
Snarky Puppy ¿Lo recuerdas?
Desarmemos al Sr. miedo.
Todo lo nuevo nos da miedo, es obvio, desconocemos aquello que por reacción social llamamos “El cuco” o en su versión actualizada “El enemigo” al cual hay que hacerle la guerra, darle batalla… Esta manera errónea de relacionar al miedo lo alimenta, dándole cobijo al tenerlo presente en cada pensamiento o acción, maximizadas por el chisme, las redes sociales o hasta las noticias.
Es aquí en donde el desaparecido SENTIDO COMÚN debe entrar en acción. Él es quien te dice “llévate el paraguas” cuando vas a salir de casa, pero miras al cielo, ves el sol y dices para que lo voy a llevar… Ajaaaa, que palo de agua y tu en la calle sin que taparte.
E aquí la importancia de invertir tiempo en DESARMAR la causa del miedo, así nos percatamos que esas ramas en el techo son solo eso, minimizando su impacto emocional y adivina, evitando una baja considerable en nuestro sistema inmunológico, el cual tiene una relación directa: Miedo + estrés = enfermedades.
INFÓRMATE: Busca relación del miedo y el sistema inmunológico.
¿Ahora te preguntaras, cual es la cara opuesta al miedo? La respuesta es amor, sí es AMAR tu propio SER perdiendo el miedo a conocerte e indagar en el origen de tus miedos. Deja de ver brujas en las esquinas, de estar diciéndote a cada paso “Mejor no lo hago” deja de pensar tanto y empieza a darle valor a tu sabiduría interna. Siente más, piensa menos.
No hay miedo nuevo bajo el sol.
Sí, hay variables entre todos nosotros, pero recuerda siempre que el origen del miedo es el mismo por lo que habrá dos caminos para enfrentarlo:
1- Dejar que el miedo se apodere de tus pensamientos y acciones.
2- Te informas, análisis y sacas tus propias conclusiones para minimizarlo y seguir avanzando.
Tal cual como lo lees, el cuco no existe, nadie lo ha visto o agarrado por las… Pero si tu dejas que el miedo se apodere de ti, tu cuerpo sufrirá las consecuencias y lo peor es que le contagiaras tus miedos a tus hijos, familiares o amistades lo que es aún peor. Toma en cuenta que ellos no tienen culpa que no hayas abierto los ojos para ver las ramas del techo y así superar con valentía los viejos o “nuevos miedos” del siglo XXI.
Saludos.
Abdiel Barranco C.
¿Te atreves a iniciar la era de vivir sin miedos?





