La vida es un cúmulo de experiencias, aprendizajes e historias que nos hacen ser quienes somos. En sumatoria, la vida es buena o exitosa según los parámetros o experiencias que cada uno tenga. En mi caso, ha sido un constante aprender, y en este momento importante de nuestras vidas, estoy aprendiendo a sentir, fluir y soltar desde el hoy y la energía, como un nuevo y sorprendente descubrimiento.
Desde el inicio de
estos artículos, aclaré que estás en la libertad de asumir la responsabilidad
de estar de acuerdo o no con lo que escribo o victimizarte por lo que descubras
en estas letras. Al final, y como en todos los casos, lo
que hagas es y será cosa tuya. Con esto aclarado, inicio la cuadratura de
este círculo.
LA CUARENTENA
En medicina, cuarentena es el término que describe
el aislamiento de personas o animales durante un período de tiempo no
específico, como método para evitar o limitar el riesgo de que se extienda una
enfermedad o una plaga. Este es un excelente punto de partida, que
nos pone ante un hecho cierto, SE AÍSLA a los que están cerca y mantiene lejos
a aquellos con los que no podemos tener contacto, y justo eso es lo que
experimentamos, especialmente en el amor.
Nuestros patrones de conducta no han sido
entrenados o educados para asimilar fácilmente un encierro o separación de
nuestros hijos o parejas, aun cuando se conviva bajo el mismo techo; esto es un
caldo de cultivo que genera enojos, incomodidades, ansiedad, miedos y un sin número
de pensamientos generados desde el EGO = miedos.
Esto, llevado a la relación de pareja, implica
sentirse confundido por el desinterés manifiesto al romperse la rutina de lo
que se consideraba “normal” generando distanciamiento y frialdad en la relación,
lo cual agrieta aquello que esperamos del amor. Aquí otra palabra
clave, cuando esperamos X o Y actitud o respuestas de la pareja, es porque
tenemos expectativas, uno de los recursos del ego, mismo que se alimenta de los
recuerdos del pasado o las expectativas a futuro.
Recordemos que el amor en desapego vive en el HOY,
según uno de los cuatro preceptos explicados en el artículo anterior, por lo
que aquí empezamos a dar forma a la estructura del desapego. Si yo
NECESITO la presencia, aprobación u opinión de mi pareja, para yo sentirme
feliz y completo, es porque estoy viviendo en el apego, haciéndome y haciendo
daño a la relación, ya que no he generado la certeza de estar o vivir sin ese
alguien o algo.
Todo esto ligado a que no entendemos que debemos
tomar la ruta hacia la libertad de nuestro ser (SER = energía), y por el
contrario, nos aferramos a lo físico “Ya que, si no te tengo a mi lado, es como
si estuviera solo” y sorpresa, en el desapego el YO presencial no es necesario,
dada la certeza que yo estaré bien contigo o sin ti.
Entenderlo duele, tomando en cuenta que por años
hemos creído que el amor es una PERTENENCIA, una posesión: mi novia, mi marido,
mi hija, mi relación o mi perro… Todo esto refleja posesión, pero al
entender que el SER es único e individual y nos pertenecemos a nosotros mismos,
se cambia la pertenencia, por la elección. Yo elegí estar a tu lado,
preferí compartir el hoy contigo, decidí estar a tu lado para crecer juntos y
esto, es un acto de amor (amor = liberación).
Al interiorizar esto, me percaté que aquellas
canciones románticas que tanto nos gustan están plagadas de APEGO por el ser
físico, lo cual suena bonito y hasta lloré con la canción “The
Reason" de Hoobastank, la cual dice “encontré una razón
para mí, para cambiar quien solía ser, una razón para empezar de nuevo y la
razón eres tú”. Por lo general no entendemos que las parejas,
inclusive las verdaderas amistades, juegan un rol importante en nuestro
crecimiento personal, el cual es la opción que siempre está ahí para quien se
atreva a tomarla desde el amor.
Esta es la manera en la que estoy soltando el
apego y ahora abrazo el amor en desapego, empezando por amarme a mí mismo, sin
juzgarme, sanando ese pasado donde me rechazaron muchas veces, también
perdonando y entendiendo que mis propias falencias afectivas me generaron
dependencia, desde la necesidad de sentir el más básico abrazo, al deseo
de compartir la intimidad con la hija de Eva, que al igual que yo buscaba
desde el apego, ese amor que dolió una y otra vez.
“Qué difícil es el amor” solemos repetir y efectivamente, es complejo porque no buscamos entenderlo/sentirlo, sólo nos guiamos por los patrones religiosos, familiares, sociales, etc. para TENERLO, manteniendo en la mente esa imagen preconcebida de lo que es o debe ser el amor. El amor no es para siempre – Dura lo que tiene que durar, porque nos viene a enseñar. El verdadero amor es APRENDER a amarnos a nosotros mismos.
Es descubrir nuestra propia luz/energía, admirarla
y mantenerla candente para luego compartirla desde el sentir y el esplendor,
así disfrutamos sin esa necesidad imperante; estás aquí o allá
sintiendo, siendo o haciendo aquello que se es y quieres SER = LUZ. Esto
es para mí amar en desapego, conocimiento que no llegó antes, ni después, sino
cuando y como tenía que llegar, de la mano de quien tenía que llegar y ahora se
fue, enseñándome a crecer.
GRACIAS a ti y a las demás personas, seres de luz que sus brillos y sombras tendrán, pero que son hoy, parte de este nuevo yo.
Abdiel Barranco C.
PD. ¿Y
ahora qué sigue? Pues no sé, disfrutar del hoy, ya que el plan, es
que no hay plan.

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