domingo, 24 de mayo de 2020

De amor, desapego y cuarentena – Parte final.




La vida es un cúmulo de experiencias, aprendizajes e historias que nos hacen ser quienes somos. En sumatoria, la vida es buena o exitosa según los parámetros o experiencias que cada uno tenga.   En mi caso, ha sido un constante aprender, y en este momento importante de nuestras vidas, estoy aprendiendo a sentir, fluir y soltar desde el hoy y la energía, como un nuevo y sorprendente descubrimiento.

Desde el inicio de estos artículos, aclaré que estás en la libertad de asumir la responsabilidad de estar de acuerdo o no con lo que escribo o victimizarte por lo que descubras en estas letras. Al final, y como en todos los casos, lo que hagas es y será cosa tuya.  Con esto aclarado, inicio la cuadratura de este círculo. 

LA CUARENTENA

En medicina, cuarentena es el término que describe el aislamiento de personas o animales durante un período de tiempo no específico, como método para evitar o limitar el riesgo de que se extienda una enfermedad o una plaga.   Este es un excelente punto de partida, que nos pone ante un hecho cierto, SE AÍSLA a los que están cerca y mantiene lejos a aquellos con los que no podemos tener contacto, y justo eso es lo que experimentamos, especialmente en el amor.

Nuestros patrones de conducta no han sido entrenados o educados para asimilar fácilmente un encierro o separación de nuestros hijos o parejas, aun cuando se conviva bajo el mismo techo; esto es un caldo de cultivo que genera enojos, incomodidades, ansiedad, miedos y un sin número de pensamientos generados desde el EGO = miedos.

Esto, llevado a la relación de pareja, implica sentirse confundido por el desinterés manifiesto al romperse la rutina de lo que se consideraba “normal” generando distanciamiento y frialdad en la relación, lo cual agrieta aquello que esperamos del amor.   Aquí otra palabra clave, cuando esperamos X o Y actitud o respuestas de la pareja, es porque tenemos expectativas, uno de los recursos del ego, mismo que se alimenta de los recuerdos del pasado o las expectativas a futuro.

Recordemos que el amor en desapego vive en el HOY, según uno de los cuatro preceptos explicados en el artículo anterior, por lo que aquí empezamos a dar forma a la estructura del desapego.   Si yo NECESITO la presencia, aprobación u opinión de mi pareja, para yo sentirme feliz y completo, es porque estoy viviendo en el apego, haciéndome y haciendo daño a la relación, ya que no he generado la certeza de estar o vivir sin ese alguien o algo.

Todo esto ligado a que no entendemos que debemos tomar la ruta hacia la libertad de nuestro ser (SER = energía), y por el contrario, nos aferramos a lo físico “Ya que, si no te tengo a mi lado, es como si estuviera solo” y sorpresa, en el desapego el YO presencial no es necesario, dada la certeza que yo estaré bien contigo o sin ti. 

Entenderlo duele, tomando en cuenta que por años hemos creído que el amor es una PERTENENCIA, una posesión: mi novia, mi marido, mi hija, mi relación o mi perro…  Todo esto refleja posesión, pero al entender que el SER es único e individual y nos pertenecemos a nosotros mismos, se cambia la pertenencia, por la elección.  Yo elegí estar a tu lado, preferí compartir el hoy contigo, decidí estar a tu lado para crecer juntos y esto, es un acto de amor (amor = liberación).

Al interiorizar esto, me percaté que aquellas canciones románticas que tanto nos gustan están plagadas de APEGO por el ser físico, lo cual suena bonito y hasta lloré con la canción “The Reason" de Hoobastank, la cual dice “encontré una razón para mí, para cambiar quien solía ser, una razón para empezar de nuevo y la razón eres tú”.  Por lo general no entendemos que las parejas, inclusive las verdaderas amistades, juegan un rol importante en nuestro crecimiento personal, el cual es la opción que siempre está ahí para quien se atreva a tomarla desde el amor.

Esta es la manera en la que estoy soltando el apego y ahora abrazo el amor en desapego, empezando por amarme a mí mismo, sin juzgarme, sanando ese pasado donde me rechazaron muchas veces, también perdonando y entendiendo que mis propias falencias afectivas me generaron dependencia, desde la necesidad de sentir el más básico abrazo, al deseo de compartir la intimidad con la hija de Eva, que al igual que yo buscaba desde el apego, ese amor que dolió una y otra vez.

 “Qué difícil es el amor” solemos repetir y efectivamente, es complejo porque no buscamos entenderlo/sentirlo, sólo nos guiamos por los patrones religiosos, familiares, sociales, etc. para TENERLO, manteniendo en la mente esa imagen preconcebida de lo que es o debe ser el amor.  El amor no es para siempre – Dura lo que tiene que durar, porque nos viene a enseñar.  El verdadero amor es APRENDER a amarnos a nosotros mismos.

Es descubrir nuestra propia luz/energía, admirarla y mantenerla candente para luego compartirla desde el sentir y el esplendor, así disfrutamos sin esa necesidad imperante; estás aquí o allá sintiendo, siendo o haciendo aquello que se es y quieres SER = LUZ.   Esto es para mí amar en desapego, conocimiento que no llegó antes, ni después, sino cuando y como tenía que llegar, de la mano de quien tenía que llegar y ahora se fue, enseñándome a crecer.

GRACIAS a ti y a las demás personas, seres de luz que sus brillos y sombras tendrán, pero que son hoy, parte de este nuevo yo.   


Abdiel Barranco C.

PD. ¿Y ahora qué sigue?   Pues no sé, disfrutar del hoy, ya que el plan, es que no hay plan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario