domingo, 16 de enero de 2022

Un pasado “oculto”

 

 


Hola soy Cinthya y como tú, tengo una vida normal por lo que rio, sueño, sufro y en ocasiones lloro; vengo de una familia de clase media, en casa no hubo necesidades, pero tampoco ostentación y como muchas de nosotras, mujeres de hoy, oculto un pasado, que en ocasiones hasta yo misma olvido.

Te contare mi historia, donde tal vez te veas reflejada, por lo que al final entenderás porque le pedí a Abdiel que la escribiera por mí, ya que se que muchas de nosotras ocultamos un dolor muy grande que creemos callar, pero al final siempre sale a flote.

La religión de mi familia no es relevante, pero lo cierto es que, de niña, junto a mis hermanos, pasamos momentos felices, jugábamos en la calle frente a casa y teníamos un patio grande…   Bueno, ahora de adulta siento que es pequeño.   En ocasiones papá salía de casa por trabajo, hasta que un día no regreso mas y mi madre se hizo cargo de nosotros tres.

Desde la madrugada, mi madre se levantaba a prepararnos el desayuno con lo que hubiese para comer, nos bañábamos e íbamos a la escuela, pero un día me porte mal y me castigaron en un salón.   Todos mis compañeros salieron y la maestra cerro la puerta y se acerco a mi.   Yo tenia miedo, ya que me repetía que me había portado muy mal en su clase, por lo que le pedía perdón insistentemente y le dije que no lo volvería a hacer.

Ella iba a mi casa y conversaba con mi madre, por lo que me era familiar su presencia, pero ese día me asuste mucho, ya que en el rincón más alejado del salón me sentó en una silla y ella se ubicó en otra silla frente a mí, ella me miraba con una mirada extraña que nunca le había visto y paso su mano por mi muslo y luego me toco ahí.

Yo soy Julia y como Cinthya también tuve una infancia normal y mi caso no fue en mi escuela, mas bien fue en la casa de mi tía, donde íbamos los veranos, mientras mis padres se quedaban en la ciudad.   En ese verano estábamos todos los primos, unos eran mayores o menores que yo, pero todos jugábamos a las escondidas, nos divertíamos e íbamos a recoger naranjas al patio de vecino.    Una noche, muy tarde mi primo se metió a mi cama y luego de decirme que no gritara, toco mi cuerpo…   Él me decía que era un juego y que el jugaba así con otras primas y aunque no me gustaba, casi todas las noches hacia lo mismo.

Mi nombre es Victoria y mi historia paso de ser un juego a una pesadilla, tomando en cuenta que quien abuso de mi fue alguien cercano; yo era muy niña e inocente, mi madre siempre ocupada en sus cosas nos dejaba jugar a mis hermanos y a mi por el barrio donde vivíamos; en el barrio todos éramos familia o amistades muy cercanas; mi tío aún vivía con mi abuela en la casa de alado, por lo que un día mi madre y mi abuela su fueron a jugar bingo y todos los sobrinos nos quedamos al cuidado de mi tío.

Vagamente recuerdo que todos cenamos juntos y al hacerse tarde nos fuimos a dormir.   Yo dormía con mi hermana mayor en el cuarto con mi madre, pero esa noche todo cambio, ya que mi tío, quien era mayor que mi madre, entro a oscuras, se sentón en el borde de la cama, por lo que me asuste y me dijo.

"No grites, soy tu tío, acuéstate tranquila que no pasará nada."   Yo tenía once o doce años, en eso él se quito la camisa y agarrándome el cuello me beso; yo sentí su aliento alcohólico y le pregunte si había hecho algo malo, por lo que con su mano tapo mi boca y se puso sobre mí, yo empecé a llorar, ya que no entendía lo que pasaba, hasta que sentí algo caliente entre mis piernas, el dolor fue insoportable, hasta que me desmaye.

Al día siguiente en el desayuno, vi como mi abuela y mi madre le servían el café con pan y la verdad no entendí que pasaba, por lo que preferí pensar que había sido una pesadilla.

 

Todas estas historias son reales, no de tres, si no de varias mujeres, todas adultas, que ocultaron por años estas historias, heridas profundas que prefirieron callar, sin darse cuenta que como una pelota de tenis, ese recuerdo rebota volviendo a generar dolor, cuando ese pasado no ha sido sanado.  

Algunas optaron por odiar a los hombres, otras por mantener una posición de guerrera o de victima ante cualquier acontecimiento que la vida les presentase, sin darse cuenta que la herida seguía sangrando. 

Obviamente el Entender que no fue su culpa, el Aceptar que el perdón a ellas mismas y su agresor es la solución y el aprender a Fluir dejando ese pasado atrás, es un tema cuesta arriba, callarlo u “olvidarlo” a toda costa no es la solución y más, cuando ese dolor es como un carbón encendido que te quema por dentro, ya que no se apaga hasta sanarlo.

En este o cualquier otro caso de abuso, maltrato o violencia psicológica, pedir ayuda o conversarlo siempre será la manera correcta de abordar estas situaciones, profesionales hay muchos y de seguro están a la disposición, pero si tu como mujer no te dejas ayudar, quien seguirá con ese dolor serás TÚ y lo peor, es que como en la película Encanto, seguirás arrastrando la pena a toda tu familia, hasta por generaciones, sin siquiera sospecharlo.

De estos casos que hoy te cuento, cada una a aprendido a perdonarse y sanar esa herida que poco a poco va sanando; ellas, con valentía enfrentaron sus miedos y creencias erróneas, para hoy vivir en paz con su pasado, sus familiares y lo mas interesante, es que siguen aprendiendo y dándose cuenta que el perdón, por muy profundo que sea el daño, siempre será la solución para alcanzar la Paz Interior.

Por ende, si aun “ocultas” tu pasado, te digo que es tiempo de sanarlo y compartir este mensaje con aquella que conozcas, que ha pasado lo mismo que estas niñas, que hoy son mujeres sanadas.

 

Paz y Amor.

Abdiel Barranco C.

Mentor

 

HOLA Soy la tía Petra, tengo 79 años y mi tío me violo cuando tenía 9 años.

RETIRO – Mujeres de Luna llena – Enero 22 y 23.


Bienvenida a sanar tu pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario