domingo, 4 de abril de 2021

  


La oportunidad

Dicen que lo que se hace sin planear siempre sale bien y la verdad, en varias veces he comprobado que efectivamente, la vida siempre ha hecho, en mi caso, que el dicho se cumpla sin reparos de ningún tipo, por lo que, sin más, ni menos, prepare mis cosas y me dispuse a vivir otra aventura, que sin lugar a duda me trajo buenos momentos.

Se acercaba el feriado de semana santa, por lo que mi amigo Javier de León me pregunta si tenía planes para la fecha, a lo cual respondí que no, por lo que nos dispusimos a ver opciones, ya que, de seguro, en la cuidad no nos queríamos quedar…    En eso me dice ¿Por qué no vamos donde Mike?  A lo que le respondí que hablaría con él y le haría saber.

Para no alargar el cuento, la fecha planeada arrancó con la noticia de “Me dijeron que hay tranque (Tráfico pesado)” por lo que, sin meterle mente, maneje rumbo al destino planeado.    Entre cuentos de Aventuras pasadas, exámenes de próstata e idas al dentista, las 2 horas de camino fueron muy divertidas.

En eso Mike nos llama y dice “Bueno, quedan amos y señores de la finca, ya que no podré salir hoy”.    La propiedad cuenta con muchas facilidades, pero a nosotros nos gusta es el monte, por lo que entre pinos y un árbol de mango colgamos las hamacas, preparamos la leña para la fogata y el resto de la tarde nos dispusimos a conversar y practicar nuestras habilidades con el hacha y el cuchillo.

 

EL HACHA NO SE CLAVA

Cual niños y luego de asegurarnos que no nos haríamos daño, empecé a tirar el hacha contra un pino, a ver si lograba acertar.   ¿Lo grabaste? le preguntaba a Jorge, hermano de Javier quien también fue parte de esta aventura, a lo cual me responde “Se ve pritty como gira” por lo que seguí intentándolo sin suerte.

Pasaron las horas y le comenté “Voy a prender la fogata” por lo que empezamos a preparar la cena.    ¿Y cuál método vas a usar?  A lo que respondí, “el más sencillo” = Vela, fosforo y yesca…   Lo demás es carpintería.    En cuestión de minutos ya tenía el fuego encendido, por lo que busqué mis cosas para preparar un rico arroz con atún, mientras vi que Jorge saco Zucchini, hongos, pimentón naranja y arroz.   ¿Jorge, tú eres vegano?  Le pregunte y me dice “No, el tasajo con la salsa Hoisin es al final” o San Sae, si tú eres un Master Chef.

Al final, hicimos un mix de la cena de él y la mía, por lo que los tres comimos tremendo buffet, ya que venía bajando un tinto Riojano a la luz de la fogata y buenos cuentos.       “Bueno, yo me voy a dormir”.   Pero aguanta, apenas eran las 10:30 p.m. por lo que quedamos dos atizando la fogata, pero para la bajada, a las 11:15 p.m. más o menos, cerramos el día.

La noche estuvo agradable, ni muy fría, ni ventosa, o sea, PERFECTA y si mi reloj biológico no me falla, eran como las 7:00 a.m. cuando me levante de mi hamaca y ya los De León estaban preparándose para desayunar, así que juntamos estufas y sartenes, haciendo un buen desayuno típico con buen café recién colado, tortillas, chorizos y unos huevos fresquitos que le robamos a las gallinas de la vecina…     Mentira, son de la finca.

No hicimos más que terminar de fregar los trastes, cuando llego Mike con su familia.

¿Qué tal la pasaron? Fue la obligatoria pregunta, por lo que los tres casi que al unísono, respondimos “Mas bien” luego vinieron los respectivos saludos, tertulias y el recuentro entre hermanos en la aventura.

¿Javi, que tal si nos vamos al río?   Pregunte, por lo que más rápido que ligero nos arreglamos y con la advertencia de Mike “Pelen el ojo con las culebras” nos despedimos y empezamos a bajar, rumbo al Río María…    Como siempre, yo de adelantado del mar del Sur les digo “Esperen un momento para hacer unas tomas” y cuando veo, ellos venían grabando al igual que yo.

Bueno, cuento largo, cuento corto, empezamos a subir por un costado del río, nos topamos con un puente caído, una pareja que venía en sentido contrario, unas hormigas y justo en el KM 3, bammmm, una cascada que se bifurcaba entre unas enormes rocas, por lo que el paisaje era de National Geographic.     Debajo de esas grandes rocas, había una familia que se estaba bañando, un gran chorro de agua cristalina caía sobre grandes y chicos y en mi mente dije “Esa agua debe estar fría” y como yo soy medio micho/gato, pensé que ni loco me metería.

Estando ya ahí hice varios planos y en eso vemos a una pareja joven que venía bajando…   Sin más ni más, el chico se quitó las zapatillas y chumbulun, al agua…   En eso, aproveche la oportunidad y grabe un salto que hizo desde la roca y en mi corazón sentí “Aprovecha la oportunidad, tal vez no vuelvas a venir pronto” y ni corto ni perezoso, le dije a los chicos” “Voy pal´agua”.    Yo no llevaba vestido de baño, así que me tire en boxer.

El agua estaba deliciosa, perfecta diría yo, por lo que mi sonrisa de oreja a oreja no se hizo esperar; en eso cruce el pequeño charco y nadando con fuerza, me resguarde detrás de una pequeña cueva que se hacía entre dos grandes rocas; caía mucha agua, lo que generaba un chorro que daba un masaje espectacular.

En eso veo que Javier está grabando con su Go Pro, por lo que le dije “Préstamela para grabar desde el agua” y sazzzzz, allá fui a dar; me metí detrás del chorro, volví y salte, me sumergí y la verdad, ahora que lo escribo, mi contentura era tanta, que la verdad no quería irme.

En eso, me dio sed y salí del agua, tomé un par de fotos y empezó a llover…   Carajo, lo que me faltaba, a lo que dije “Toy pendejo, si ya estoy mojado” y en eso veo el celular y se estaba mojando; corrí y medio que lo puse debajo del pantalón, a ver si no se mojaba…   Afortunadamente, me pude vestir rápido y pude salir de esa área para empezar a caminar y regresar a la casa. 

 

REFLEXIÓN

Cuando la vida te pone la oportunidad en bandeja de oro, aprovéchala, ya que la vida es hoy, aquí y ahora.

 

Saludos y si quieres ver el video, lo podrás el miércoles en mi cuenta de Instagram @barrancopty

 

Nos vemos en la montaña.

 

Abdiel Barranco C.

PD. Vivir con miedo, es encerrar tu alma en una jaula de oro y sin ventanas.

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