Nacemos, nos educan, crecemos, hacemos vida familiar, trabajamos, nos endeudamos, llega el tiempo de jubilarnos y morimos. Está ha sido la ecuación de la vida que muchos o la gran mayoría estamos viviendo; algunos lo entienden como el Matrix, la mayoría lo acepta como la realidad de la vida y desde el Oriente ha existido la parte más elevada de este trinomio y es justamente la espiritualidad… No me refiero a esta como una de las tantas religiones o cultos que el hombre creo, sino a la esencia de existir mas allá de lo que nos enseñan.
Para muchos el solo hecho de cuestionar sus creencias les hace voltear la página
e ignorar todo aquello que represente una versión diferente a la que se memorizaron;
aquí es donde vino a mi el deseo de dar una mirada diferente a lo que dogmáticamente
nos han llevado a consumir por siglos, por esto y muy aparte de sonar
conspiranoico, te invito a un viaje de 1,103 palabras donde no pretendo cambiar
tus creencias, sino mas bien que conozcamos otra cara de la moneda.
UN VIAJE SIN RETORNO
Muy aparte de lo que en casa, la escuela o la sociedad me enseñaron,
siempre he sido curioso de quién y qué me quieren enseñar, por lo que no tomo
nada como cierto, hasta que por mi mismo pueda comprobar, refutar o aplicar
cada cosa basándome en el resultado de mi propia experimentación… Es así como te puedo decir que los sueños se
cumplen, así también reconocer que entre más me amo, más feliz soy.
A mi generación le inculcaron “Ten un título para que seas alguien en
la vida” y desde la escuela me di cuenta que era alguien diferente; no
me gustaba usar la ropa que todos usaban, jugar lo mismo que todos jugaban y
hablar con las mismas palabras que los demás usaban; lo mismo con lo que leía, veía
en la televisión y ahora con lo que consumo para seguir aprendiendo, creciendo. Esto me enfrento a una realidad que hoy le siguen
machacando a los niños y jóvenes “Obtén un diploma para que trabajes en…”
Entre al mundo laboral por mi cuenta al crearme un nombre en el mundo de la
Aventura, el cual nadie había explotado y menos innovado como en aquel momento
lo hice, empecé a aprender del mundo corporativo, visitando oficinas con muchos
títulos en la pared y dándome cuenta que el papel aguanta todo, pero la boca y
las acciones desmienten hasta los títulos de Harvard. Es así como empecé a valorar la sabiduría
del pobre y a cuestionar la teoría del estudiado.
SER UNO DEL MONTÓN
La historia a lo largo de milenios y siglos nos ha presentado grandes
pensadores, revolucionarios, estadistas, etc. que han dejado su nombre escrito
no con tinta, sino con obras o hechos que hoy resuenan en la conciencia de los
despiertos de alma… Mohandas Karamchand
Gandhi en marzo de 1930 inicio “La marcha por la Sal” que inició la revolución
por las tierras de la India contra el Gobierno Británico; sí, Mahadma Gandhi
como abogado no tuvo éxitos memorables, pero su lucha es recordada hasta
nuestros tiempos, ya que se negó a usar la violencia contra los ingleses.
Al igual que el Tenzin Gyatzo quien a los 16 años fue nombrado el XIV Dalái
Lama asumiendo todo el poder político del Tibet justo cuando China invadió su
territorio; él y sus protectores cruzaron la cordillera de los Himalayas para refugiarse
en la India, desde donde ha seguido luchando para liberar el territorio, ganando
así el Premio Nobel de la paz en 1989 por su lucha constante al NO uso de la fuerza
para conseguir la paz.
EN EL MUNDO DE LOS MORTALES
No cualquiera nace Lama o lucha contra los ingleses, pero la concepción del
SER entre Oriente y Occidente es tan diferente, lo que me obliga a buscar
ejemplos similares en este lado del planeta, como lo puede ser George W. Bush graduado
de Yale como Bachelor Of Arts, luego en Harvard Bussines School con un Master
en Administración y Dirección de Negocios;
reclutado en los tiempos de la guerra de Vietnam nunca salió de USA
permaneciendo en la 147° ala de reserva en Houston; en 1994 fue senador de Texas
gracias a su apoyo a la ley del uso de armas ocultas y ya para noviembre del
año 2000 fue ganador en 30 Estados por el partido Republicano; protagonista principal
de la Guerra contra Afganistán e Irak, luego de los atentados de Septiembre 11
de 2001.
Tal vez este reconocido ejemplo sea muy extremo, por lo que esta historia
puede que sea mas real “Yo antes de vender mi negocio de aguas Benedictino a
la Coca -Cola me equivoqué y me equivoque mucho. Trabajé vendiendo de todo, hasta motos y gané
plata, pero lo perdí todo por no saber administrar, me quitaron la casa; estaba
quebrado” Así comento Marcelo Guital a la Revista Capital de Chile. Marcelo a quien tuve la oportunidad de conocer
en un viaje que realizó a Panamá, me enseño algo “Atrévete a pegarle a
los grandes” y eso me quedo en la cabeza. Él es un arrepentido de no haberse graduado
de la Universidad, pero con algunos amigos reto a las universidades, al punto
que hoy el tema del emprendimiento es parte de la currícula de muchas
universidades de ese país sureño.
¿CUAL ES LA CONEXIÓN?
Un diploma no forma al SER; en esta vida es lo que haces con PASIÓN para
así aportar valor a los demás lo que cuenta; lo cierto es que no tienes que ser
un Lama o caminar 400 Km con miles de personas detrás para liberar un país,
tienes que encontrar lo que eres, qué viniste a ser a este espacio tiempo llamado
vida, eso es lo que hará tu existencia plena, independientemente que creas en
las influencias espirituales del milenario Oriente, que practiques el Ho´oponopono,
vayas a misa todos los domingos o tengas tatuajes, eso es solo lo cosmético del
traje donde guardas tu esencia, tu espíritu, tu alma.
SER grande es ayudar, DAR, es creer en uno mismo, es entender el mundo interior/exterior propio y de las personas que te rodena sin juzgarlas o creyéndote superior por que tienes esto
o aquello, al final eres uno frente a dos mundos, dos opciones de vida de las cuales
escoges la que te haga vivir en Paz y Feliz con lo que tienes y eres; los
diplomas son bonitos, pero si no pones en practica lo aprendido, valen “0”
Abdiel Barranco C.
+ SER que humano, ese es mi único diploma.
PD. Si te gustó espero lo compartas, sino te gustó pues dime porque... Seguro algo tengo que aprender de ti.

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